Pongamos un poco de paz: sobre los eternos enemigos (ser vs estar, subjuntivo vs indicativo, por vs para, imperfecto vs pretérito…) y por qué tienen que dejar de serlo

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¿Cuántas veces hemos presentado estos pares así de enfrentados? 

¿Cuántas veces nos hemos frustrado porque los estudiantes no son capaces de adquirirlo?

 

La solución está en poner fin a esta guerra, olvidémonos del ring de boxeo. ¿Por qué? Pues porque es una oposición construida por nosostros los profes, que no se da de esa manera en la lengua real, pero que pretendemos imponer exitosamente en los estudiantes. ¿Para qué seguir con este empeño si somos más que conscientes de que no funciona?

 

1. Una guerra ficticia

Ser se opone a estar tanto (o tan poco) como a parecer, convertirse, llegar a ser, seguir, llegar… en tanto que verbos copulativos. Indicativo no se opone a subjuntivo, sino que son dos modos, dos maneras de entender el mundo y el discurso, como también lo es el imperativo. Por y para siguen una línea parecida en la que en, a u otras preposiciones podrían unirse a la discusión. Así andan pretérito e imperfecto, dos herramientas para construir narraciones en pasado que dependen en gran medida del enfoque del narrador y que de ninguna manera «se enfrentan» el uno al otro. Necesitamos bajar a la estructura profunda para extraer estas conclusiones, pero las necesitamos para comprender la naturaleza de lo que estamos enseñando.

2. Un bloqueo para la mente del estudiante

Al escribir una y otra vez en nuestras pizarras que estos pares son poco menos que enemigos, estamos limitando el raciocinio de nuestros estudiantes y no dejándolos ver que la imagen es más grande y que la gramática está conectada en muchas más direcciones. Esto es especialmente perjudicial en estudiantes cuya L1 no comparte estas distinciones gramaticales, pues para que ellos aprendan deben crear categorías nuevas en sus cerebros. No les ayuda pensar que nada puede servirles para entender estas dicotomías. Si planteamos la cuestión como algo con muchas caras, y con diferentes comparaciones posibles que apuntan en más direcciones, estamos dándoles más apoyos y más salvavidas a los que agarrarse para crear estos nuevos espacios en su manerade pensar y de aprender la L2.

Por otro lado, es inevitable que sepan que estas parejas son problemáticas (aparecen en casi todos los libros de texto así), pero tampoco deberíamos plantearlo como una guerra insalvable, algo casi imposible, un combate a sangre fría entre A o B. Esto colapsa la confianza que tienen en sí mismos, hunde la motivación y aumenta el miedo a hacerlo mal. ¿Os acordáis de las listas de verbos frasales que nos daban en inglés? ¿De cuántos os acordáis? Me da escalofríos recordar aquellos bailes de preposiciones sin sentido. ¿Por qué no nos dejaban aprenderlos de manera natural, cada uno en el contexto comunicativo que le correspondía? El bloqueo, el pánico y sobre todo la creciente certeza de que nunca iba a dominar aquellos verbos fue un gran escollo para mí, y no quiero hacer lo mismo a mis estudiantes de español.

3. ¿Cómo enseñarlo entonces?

Aquí la gran pregunta, después de la perorata que he soltado, porque obviamente una cosa es la teoría y otra la práctica. Ahora escribiré unas líneas generales sobre el enfoque que veo más práctico y efectivo, y en las próximas semanas iré subiendo propuestas individuales para cada una de estas parejas de marras, a saber: ser/estar, imperfecto/pretérito, indicativo/subjuntivo, por/para. Serán propuestas que he diseñado yo y que, lejos de ser perfectas, querrán abrir un diálogo sobre métodos alternativos para enseñar gramática.

 Despacio

Estas parejas son famosas por algo, y la verdad es que solo se adquieren (si es que eso sucede) en los niveles más altos. Eso no quiere decir que no debamos enseñarlos en niveles previos, sino que debemos ajustar nuestra expectativa.

Comunicativamente

Aunque los huecos son apetecibles, fáciles de corregir para nosotros y aparentemente tan claros (correcto o incorrecto), sabemos también que son mucho menos efectivos de lo que parecen: bloquean al estudiante, anulan la creatividad, hacen que el valor comunicativo se minimize y descontextualizan todo. En general, fijan la atención en la forma y no en el uso o el contenido, y dificultan muchísimo el aprendizaje.

¿Por qué no buscamos un contexto comunicativo en el que se usen esos tiempos verbales?

Con ayuda de la gramática cognitiva

Como decía antes, despacio. Hagamos que reflexionen a niveles profundos, que comiencen a entender los engranajes de la gramática. Unas nociones sobre tipos de cláusulas o el concepto de aspecto allanarán mucho el camino. Dejemos que hagan conexiones y trabajemos para guiarles hacia un aprendizaje más autónomo y menos superficial. No

¿Por qué no hacemos más procesamiento de input? ¿Por qué tenemos que enseñar el subjuntivo siempre como una oposición directa al indicativo? ¿Por qué no comparamos ser y estar a otros verbos?

 

Las lenguas son mecanismos complejos, para aprenderlos, necesitamos tanto la información superficial como la profunda. Es decir, necesitamos poder ver el mecanismo completo, desde sus particularidades más formales, hasta su adecuación pragmática. No podemos enseñar a nuestros estudiantes un par de rueditas dentadas y pretender que sean capaces de reproducir todo el engranaje.

 

No cambies de canal para ver las propuestas pedagógicas que iré subiendo para intentar enseñar estos conceptos tan problemáticos de otras maneras, ¡quizá más efectivas!

 

 

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